Los
bigotillos dictatoriales, los Volkswagen y –en mi opinión- dentro de muy poco,
los llamados minijobs son, si ningún ápice de duda, los inventos alemanes que
por un motivo u otro han causado o están causando furor en España.
Últimamente
estamos acostumbrados a mirar hacia el norte, hacia Alemania, para tener un
modelo a seguir, para corregir todo aquello que hemos truncado, según una
importante parte de nuestros políticos,
al vivir por encima de nuestras posibilidades. La austeridad, los recortes para
controlar los inmensos e inmensos déficit económicos, la reforma laboral con
vetas decimonónicas e incluso la liberalización de ciertos sectores hasta ahora
gestionados por entes públicos están desembocando en una germanización de
nuestro país.
Sin
embargo la “europeización” de algunos aspectos de la sociedad española, parece
no haber calado en las personas que se sientan de vez en cuando en los escaños de
los distintos niveles administrativos.
Elsábado dimitió la ministra alemana de Educación y Ciencia por, atención, y siempre teniendo en cuenta la presunción deinocencia, dimitió por copiar en la redacción de su tesis doctoral. Pero claro,
en el país en el que se aplaude, jalea y elogia a los copiones; en el que se
eligen con mayorías amplísimas a presidentes por lo menos imputados; y en el
que después de leer, escuchar y ver muchas noticias, el grupo popular en el
congreso aún goza de un gran apoyo de las encuestas, no es raro que aún no
sepamos conjugar el verbo “dimitir”.