domingo, 25 de septiembre de 2011

Amor a golpe de comentario

Se daba prisa. Quería terminarlo ya. La prisa se había convertido en una de sus fieles compañeras a la hora de escribir. Publicaba y publicaba sin parar a pensar. Sin reflexionar. Sin releer.

La había conocido por casualidad, o mejor dicho, a golpe de comentario. Sabía que lo que escribía, a ella le gustaba. Le había tomado el punto a sus gustos literarios. Sabía lo que tenía que escribir aunque en la mayoría de ocasiones no le gustaba lo que escribía; pero escribía para ella...

jueves, 22 de septiembre de 2011

Para todo lo demás... saca a pasear a tu perro

   ¡Qué gusto da sacar a pasear a tu perro la última mañana de verano! Sí, ya se va notando ese suave fresquillo que anuncia que pronto caerán las hojas de los árboles caducifolios y que pronto, también, deberemos aparcar a un lado del armario las camisetas de manga corta. 

   Bueno, pasemos del tiempo meteorológico ya que este medio día tendremos nuestra amplia ración de información meteorológica en cualquier informativo... Lo que os iba diciendo, iba yo paseando a mi perro por las calles de Rojales cuando de pronto me fijo en un conductor de nacionalidad "extranjera" que, un tanto agobiado, pretendía realizar un cambio de sentido que podríamos calificar de extranjis.  

   Mientras el conductor -que a partir de ahora lo llamaremos Paul- se encontraba absorto en sus maniobras de cambio de sentido en lugar inapropiado, se acercaba a dicho lugar de los hechos un ciclista amateur con un ritmo más bien rapidito. Entonces, al encontrase los dos vehículos con sus correspondientes conductores en el mismo lugar, se ha producido el llamado movimiento involuntario de la cobra o la cobra, directamente: cuando Paul tiraba para la derecha, el ciclista también tiraba para la derecha; que el de la bici tiraba hacia la izquierda, el conductor ni harto ni perezoso daba marcha atrás impidiéndole el paso... Hasta que el velocipedista, "cansado" de "jugar", se ha bajado de su bicicleta y enérgica pero educadamente ha golpeado en la ventanilla del conductor y ha "rezado" en varios, pero eso sí: sin una palabra más alta que la otra. 

   El aspirante a Contador, ya desahogado, ha continuado su camino; mientras, el pobre Paul se ha quedado en medio de la carretera ojiplático y anonadado a la par que sorprendido y meditabundo.

   Y yo, actuando de abogado del demonio e intentando propiciar el debate, me pregunto: ¿qué hubiera pasado si los protagonistas de esta historia hubieran sido españoles?

Mmmm... ¡Qué gusto da sacar a pasear a tu perro la última mañana de verano!


viernes, 9 de septiembre de 2011

La escuela de la vida

   Es verdad que la vida te enseña cosas. También es verdad que te demuestra cosas que habías oído o leído, pero que sin embargo, no habías podido comprobar con tus propios ojos. Hace unos días me dejaron, por fin, los exámenes de septiembre de la uni (abreviatura de universidad, por si alguien no lo ha pillado) al menos hasta diciembre, en el peor de los casos.

   Fue precisamente en el camino hacia la facultad cuando pude observar un hecho digno de convertirse en noticia. Hecho, por otro lado, que de no ser por este modesto blog se quedaría simplemente en eso, en un hecho. Pues bueno, conducía tranquilamente por la gran Avenida de la Libertad una de las grandes arterias de la capital del Vinalopó cuando de momento, y siguiendo el código de circulación para ceder así el paso a los peatones. La cosa es que en los primeros 28 de los 30 segundos que tarda ese semáforo en cuestión de pasar de rojo a verde, no pasó ni un sólo peatón. Justamente cuando el monigote verde que indica libertad de paso peatonal estaba parpadeando para cambiar a rojo se acercó una joven con rasgos asiáticos al paso de cebra con el objetivo de cruzarlo. Pero, ¿qué hizo? ¿Cruzaría cual kamikace el paso de peatones jugándose la vida? ¿O por el contrario, esperaría a que el monigote volviera a verde, respetando las normas? Y por último, ¿qué hubiéramos hecho los españolitos de a pié en ese caso? Pues bueno, la chica esperó pacientemente a que el Señor Verde reapareciera.    
...Mira... Sé que nosotros te aprobamos la hipoteca basura, pero
¿cómo íbamos a saber que tendrías dificultades? 

   Y leyendo lo leído aún nos preguntamos cómo puede ser que países como China o Japón estén viviendo años de desarrollo económico aunque no político, en el caso de China. En la cultura asiática no existe la improvisación, todo queda atado y bien atado. Todo sigue sus reglas. Por eso, mientras en Occidente nos acordábamos de los padres de Lehman  Brothers y de su gran invento, las hipotecas basura, los asiáticos ponían buena cara a los nubarrones que estaban por venir. 

 Conclusión, yo más que aprender alemán, aprendería chino. Aunque como le decía Ana Botella a Aznar: "Las lenguas no están de más, Josemari".



P.S.1: Prometo no hablar más de chinos por lo menos hasta la próxima entrada. Si tienes "mono" del mundo asiático, te puedes pasar por aquí.
P.S.2: Os recuerdo que este blog tiene la opción de añadir comentarios.