jueves, 1 de agosto de 2013

Aprendiendo

Hay semanas en las que notas que has aprendido más que en cuatro años yendo y viniendo. En las que también notas (¿afortunadamente?) que te estás haciendo mayor, que los autores de esos golpecitos en el hombro cuando parece que haces las cosas bien, van cambiando. Cuando parece que tú también lo haces -lo de crecer en el sentido más amplio de la palabra, digo-.
Hay golpes que quizás por inesperados duelen mucho, pero tenemos que estar ahí para contarlo, o al menos eso nos exigimos los periodistas a los propios periodistas. Pero, ¿realmente es necesario? ¿Realmente tenemos que estar ahí para contar ese dolor de una familia a la que la muerte le ha golpeado sin previo aviso? 
De esa semana que muchos quieren olvidar, y otros tanto la seguirán utilizando para beneficio económico o partidista, lamentablemente, de esa semana me quedo con dos palabras de los que tienen la amabilidad de tutorizarme en mis primeros pasos en la mejor profesión del mundo. RIGOR y RESPETO: dos palabras que, sin duda, deberían ir sobreimpresa en cada uno de los títulos de Periodismo que se expedieran, sobre todo en estos tiempos.